Son muchos los nombres que el actual Servicio de Vigilancia Aduanera ha tenido a lo largo de la historia: Resguardo de Rentas, Resguardo Marítimo, Resguardo de Costa o Costero, Servicio de Guardacostas, o Guardacostas a secas, Real Resguardo, etc., y en mayor o menor manera, siempre ha dependido de la Armada. Más adelante, en otro artículo trataremos de explicar esta relación Hacienda-Marina Mercante-Armada, tan fructífera, y a veces tan difícil de entender cuando como en los párrafos que siguen mezclamos unos términos con otros.
" En lo que realmente ha habido un gran aumento desde 1844, es en las fuerzas destinadas á la persecución del contrabando en las costas, ó sea en el resguardo marítimo: el número de bergantines, goletas, faluchos, escampavías y embarcaciones de todas clases destinadas á la persecución del contrabando, era en 1845 el de 51, habiendo además tres vapores, el “Piles”, de la fuerza de 150 caballos, el “Vigilante” y el “Alerta”, de la fuerza de 120. El total de cañones que tenían estas fuerzas del resguardo en 1845 era el de 154, y en virtud de una disposición muy sabiamente adoptada por el ministerio de Marina, dos capitanes de fragata, diez y siete tenientes de navío, quince alféreces y diez y ocho guardias marinas, mandaban en 1845 los principales buques del resguardo. Nosotros creemos que esta medida de confiar el mando de los buques destinados a la persecución del contrabando á los oficiales de marina, es no solo importante y ventajosa bajo el aspecto rentístico ó financiero, sino bajo el aspecto naval, pues ella proporciona un teatro de activa y continua ocupación á nuestros marinos. De los buques citados se construyeron ó adquirieron en 1844 por la Hacienda, y además del vapor “Piles”, comprado en 1844, se construyó en Pasajes en 1845 el vapor “Alerta”, y se construyó de hierro en Inglaterra en el mismo año el vapor “Vigilante”, de suerte que en el espacio de dos años las fuerzas del resguardo marítimo se aumentaron con doce buques menores y tres vapores ".
" Entre otros buques, se adquirieron en 1846 los bellos bergantines “Lijero” y “Volador”, los místicos “Dardo”, “Águila”, “Palomo” y “Flecha”, el bergantín goleta “Juanita”, las goletas “Polca” y “Habanera”, los lugres “Cisne” y “Pájaro” y los faluchos “Corzo” y “Galgo”, los dos primeros y los cuatro últimos, al menos, fueron destinados á aumentar las fuerzas del resguardo marítimo. Así pues, nuestra marina militar se componía en 1846 de 14 vapores, de 3 navíos, de 6 fragatas de primero y segundo orden, de 6 corbetas, de 7 bergantines, de 2 bergantines goletas, de 6 goletas, de 4 pailebots, de un falucho y una balandra, sin contar 3 bergantines y una goleta destinados á los trasportes, las fuerzas del resguardo marítimo, y las sutiles del apostadero de la Habana. El principal aumento de nuestras fuerzas navales ha consistido en los vapores, pues desde 1844 hasta fin de 1846 ha adquirido nuestra marina militar 13 vapores, contados los 3 que se hallan destinados á la persecución del contrabando en nuestras costas. Esta preferencia que ha merecido al Gobierno la construcción de vapores, se halla muy justificada por la situación del tesoro público, por las necesidades más apremiantes para nosotros, y por la revolución que ha hecho y debe hacer en la ciencia naval la aplicación del vapor al movimiento de los buques. En la imposibilidad en que nos encontrábamos, atendidos nuestros recursos, de construir navíos ni buques de gran porte, la primera necesidad para la protección de nuestro tráfico y de nuestras colonias era la construcción de vapores, que pudiesen con facilidad recorrer nuestras costas de Ultramar y acudir con presteza á los diferentes servicios públicos: creemos por lo mismo que sin abandonar la idea de la construcción de los buques de vela para cuando lo permita el estado de nuestro tesoro, el ministerio de Marina debe continuar la construcción de buques de vapor, hasta tener una fuerza imponente que le permita no solo atender á la defensa de nuestras costas y dominios de Ultramar y á la represión del contrabando, sino fijar estaciones navales en los mares mas frecuentados por nuestra marina mercante. Para la construcción de los vapores es preferible el hierro á la madera, porque son más ligeros y sólidos los buques de hierro, y porque en igual plantilla o extensión pueden llevar estos un 20 p.% más que los buques de madera: nuestro ministerio de Marina ha comprendido también la necesidad de adoptar esta mejora en la construcción, y son cinco los vapores de hierro que actualmente poseemos ".
El vapor “Alerta” fue botado en el astillero Empresa Naval de Pasajes en 1.845, tenía una eslora de 39 metros, 5,8 metros de manga, un desplazamiento de 366 toneladas, y una máquina de de 120 HP, que le sería montada en Londres, y que le permitía un andar máximo de 9 nudos. Estaba armado con dos cañones de 160 milímetros. Participó con la Escuadra de Operaciones de África, y en la insurrección cantonal de Cartagena. Fue dado de baja en 1.882.
El vapor “Vigilante” realizó a lo largo de su vida numerosos servicios, recojo aquí una aprehensión realizada en Abril de 1.848: "El vapor de la primera división del resguardo de las costas “Vigilante”, mandado por el capitán de fragata D. Luís Millán, apresó en la noche del 14, y á dos millas de la costa, el falucho contrabandista nombrado “Pepino”, con 22 hombres de tripulación, 21 fardos dobles de ropa y 66 de tabaco...".
El vapor “Alerta” fue botado en el astillero Empresa Naval de Pasajes en 1.845, tenía una eslora de 39 metros, 5,8 metros de manga, un desplazamiento de 366 toneladas, y una máquina de de 120 HP, que le sería montada en Londres, y que le permitía un andar máximo de 9 nudos. Estaba armado con dos cañones de 160 milímetros. Participó con la Escuadra de Operaciones de África, y en la insurrección cantonal de Cartagena. Fue dado de baja en 1.882.
El vapor “Vigilante” realizó a lo largo de su vida numerosos servicios, recojo aquí una aprehensión realizada en Abril de 1.848: "El vapor de la primera división del resguardo de las costas “Vigilante”, mandado por el capitán de fragata D. Luís Millán, apresó en la noche del 14, y á dos millas de la costa, el falucho contrabandista nombrado “Pepino”, con 22 hombres de tripulación, 21 fardos dobles de ropa y 66 de tabaco...".
El vapor “Piles”, construido en Burdeos, tuvo una larga vida, primero como guardacostas función que alternaría con otras de transporte de tropas y personalidades, para acabar sus días como buque hidrográfico. Como muestra reproduzco aquí la crónica de una de sus aprehensiones: " El día 13 de Abril de 1.848 entró en Barcelona el vapor “Piles”, de la tercera división del resguardo de las costas, su comandante el capitán de fragata D. Martín Ezpeleta, cuyo buque conducía apresado al falucho contrabandista Providencia …".
Y otro párrafo que da cuenta de sus muchos años como buque hidrográfico: " La actual Comisión Hidrográfica de la Península, que empezó sus trabajos en 1.862; contando por base ó centro, y como auxiliares, con el vapor “Piles”, el mismo y antiquísimo barco que hoy tiene ". (Revista General de Marina nº 23 de 1.888). Finalmente el “Piles” sería subastado el 4 de Enero de 1.893 junto a un viejo compañero del resguardo, el falucho “Caimán”.
En los mismos astilleros fueron construidos también para el resguardo marítimo los lugres “Pájaro” y “Cisne”, ocho trincaduras, y los dos bergantines “Volador” y “Lijero” (estos últimos botados en 1.845).
Estos no fueron los únicos buques construidos en Pasajes para el Resguardo, … “el 4 de agosto de 1829 se hallan aprestándose en esa localidad 15 barcos de guerra ligeros destinados a las divisiones del Resguardo Marítimo. La obra viva de las embarcaciones está construida con madera de roble, mientras que la obra muerta y la cubierta lo es de pino, todo ello de buena calidad; los cascos están clavados y forrados en cobre hasta su línea de agua; los bergantines montan cañones de calibre de doce libras; la arboladura está construida de pino de Riga; las goletas montan cañones de dieciocho libras y seis carronadas de a doce libras, las balandras tienen un cañón de dieciocho libras y una carronada de veinticuatro libras de calibre. A bordo de cada bergantín, en el equipamiento hay tres anclas de 14 a 16 quintales, otras de siete y cinco quintales y otras menores; también llevan dos cables de cadena de hierro ingleses de catorce líneas, un calabrote de cáñamo de siete pulgadas, otro de seis y media pulgadas y otros dos de a cuatro y media pulgadas. También son de cáñamo de superior calidad las jarcias, de las que se hallan totalmente aparejados con toda la pendiente y maniobra, los velámenes son nuevos y de lona superior, pipas para aguadas, y todos los demás componentes, como atestiguan los peritos enviados por la Marina. Ocho de estos buques se quedaron en esta región marítima para cruzar desde el Miño hasta el Cabo de la Higuera, (se refiere al que actualmente se conoce como cabo de Higuer). La construcción, el armamento y habilitación de estos buques ha corrido por cuenta de la Empresa del Resguardo Marítimo, en representación de la que actúa D. Juan Manuel Calderón, proveedor de materiales de la Armada. Esta empresa ha de poner la fianza que asegura y garantiza la responsabilidad de los capitanes y tripulantes de estas embarcaciones en el desempeño de sus labores de vigilancia de las costas ".
" De estos 15 buques, quedarían prestando servicio en la zona del Cantábrico: El bergantín “Plutón”, que tenía por capitán a Juan Ramón Cortina; corbeta “Perla”, capitán Manuel Amado; goleta “Aurora”, capitán Juan Antonio Cortina Arrarte; balandra “Atalaya”, capitán Juan Bautista Cortina Ugarte; bergantín “Argos”, Capitán Francisco Echavarri; goleta “Veloz”, capitán Matias Calvo; goleta “Belona”, capitán Pedro Icaza y balandra “Vigilante”, Capitán José Orbeta; las tripulaciones suman 400 individuos, al parecer son mayoritariamente del país, aunque se van a completar las dotaciones en Ribadeo y La Coruña, en cuyos puertos está ya reunida la marinería que falta ".
A raiz de lo expuesto en el párrafo anterior todo hace pensar que por aquella época (1.829), no solo las tripulaciones de los buques del Resguardo Marítimo eran civiles, sino también los mandos, pues entre otras cosas a estos se les denomina capitanes, y no comandantes.
Datos extraídos de la Revista de España, Indias y del Extranjero, tomo X de 1.847, y del libro de Zurbano Melero, José-Gabriel “Una aproximación a la historia de los astilleros guipuzcoanos en la época contemporánea (1780-1980)”.
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