Para conocer algo más sobre las vicisitudes que vivieron las unidades navales de la Compañía Arrendataria de Tabacos en el transcurso de la Guerra Civil Española, expongo aquí este interesante artículo tomado de la página Guipúzcoa.net.
Al caer el frente Norte, la mayoría del personal de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi consiguió llegar a puertos franceses. En Francia quedarían definitivamente algo más de la mitad de estos marinos. El resto cruzó la frontera catalana y prosiguió la guerra en las filas republicanas. Más de medio centenar ingresó en la Marina Republicana y otros lo hicieron en el Ejército de Tierra y en la DCA (Defensa Antiaérea). Otro grupo, al que también se incorporó personal que había servido en la Marina Mercante vasca, quedó en Cataluña sin destino. En abril de 1938, las tropas franquistas llegaron al Mediterráneo por Vinaroz, cortando en dos el territorio republicano y aislando a Cataluña del resto del territorio leal. Surgió entonces la idea de organizar un servicio marítimo que permitiera enlazar las dos zonas y trasladar de una a otra personal, correspondencia oficial y algunos suministros y al que se incorporarían los marinos vascos sin ocupación. La idea fue rápidamente recogida por el comandante Juan Víctor Echevarría, comisario político de la Dirección General de Carabineros, que encomendó su puesta en práctica a la Jefatura Central de Transportes del Ministerio de Hacienda y Economía.
Los marinos vascos ingresaron en el Cuerpo de Carabineros, pasando a tripular una pequeña flotilla compuesta por el yate Nere Ametza (359 tn.); varias lanchas de vigilancia de la Tabacalera, de las que la mayor era la I-1 (128 tn.); unos cuantos motoveleros de 100 a 300 toneladas y escaso andar, y algunas lanchas y yates destinados a vigilancia y servicios portuarios. Algunos barcos iban armados con una o dos ametralladoras para defenderse de los ataques aéreos pero otros iban desarmados. A todos se les asignaba un numeral precedido de las siglas M.H.F. (Ministerio de Hacienda-Flota). Las bases principales estaban en Barcelona, sede de la Jefatura Central de Tranportes, y Valencia, sede de la Subjefatura. Además había puestos en otras poblaciones costeras y en Premiá de Mar un cuartel para los carabineros que no embarcaban.
Desde julio de 1938 hasta el fin de la guerra, los buques de Carabineros realizaron continuamente estas misiones de enlace por la costa levantina. Generalmente navegaban de noche para evitar los ataques de la aviación o de buques de superficie. Aun así también tuvieron sus bajas: el Nere Ametza fue ligeramente averiado durante un bombardeo aéreo en Barcelona, el motovelero Arsenio Cañada fue apresado por el destructor Huesca con toda su tripulación (17-10-38), el Margarita Taberner estuvo a punto de ser hundido por un hidroavión que le atacó después de rebasar Castellón (6-1-39), ... Durante la evacuación de Cataluña se perdieron varios motoveleros más. El resto, entre ellos la I-1 y el motovelero Malvarrosa, tras recoger a numerosos refugiados, pudieron llegar a Marsella en febrero de 1939 y quedaron allí internados.
Después de la pérdida de Cataluña la flotilla quedó reducida al Nere Ametza, que estaba entonces en Valencia, algún motovelero y lanchas menores. El yate fue luego a Jávea, pero, al conocer la salida de Cartagena del grueso de la Flota Republicana, el Nere Ametza abandonó la costa levantina y se refugió en Orán el 7 de marzo de 1939. El mismo día entraba en Bizerta la Flota Republicana, llevando también a bordo a numerosos marinos vascos, y seguidamente se entregaba a las autoridades francesas. Con ello se podía dar por concluida la Guerra Civil en el mar.
Al caer el frente Norte, la mayoría del personal de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi consiguió llegar a puertos franceses. En Francia quedarían definitivamente algo más de la mitad de estos marinos. El resto cruzó la frontera catalana y prosiguió la guerra en las filas republicanas. Más de medio centenar ingresó en la Marina Republicana y otros lo hicieron en el Ejército de Tierra y en la DCA (Defensa Antiaérea). Otro grupo, al que también se incorporó personal que había servido en la Marina Mercante vasca, quedó en Cataluña sin destino. En abril de 1938, las tropas franquistas llegaron al Mediterráneo por Vinaroz, cortando en dos el territorio republicano y aislando a Cataluña del resto del territorio leal. Surgió entonces la idea de organizar un servicio marítimo que permitiera enlazar las dos zonas y trasladar de una a otra personal, correspondencia oficial y algunos suministros y al que se incorporarían los marinos vascos sin ocupación. La idea fue rápidamente recogida por el comandante Juan Víctor Echevarría, comisario político de la Dirección General de Carabineros, que encomendó su puesta en práctica a la Jefatura Central de Transportes del Ministerio de Hacienda y Economía.
Los marinos vascos ingresaron en el Cuerpo de Carabineros, pasando a tripular una pequeña flotilla compuesta por el yate Nere Ametza (359 tn.); varias lanchas de vigilancia de la Tabacalera, de las que la mayor era la I-1 (128 tn.); unos cuantos motoveleros de 100 a 300 toneladas y escaso andar, y algunas lanchas y yates destinados a vigilancia y servicios portuarios. Algunos barcos iban armados con una o dos ametralladoras para defenderse de los ataques aéreos pero otros iban desarmados. A todos se les asignaba un numeral precedido de las siglas M.H.F. (Ministerio de Hacienda-Flota). Las bases principales estaban en Barcelona, sede de la Jefatura Central de Tranportes, y Valencia, sede de la Subjefatura. Además había puestos en otras poblaciones costeras y en Premiá de Mar un cuartel para los carabineros que no embarcaban.
Desde julio de 1938 hasta el fin de la guerra, los buques de Carabineros realizaron continuamente estas misiones de enlace por la costa levantina. Generalmente navegaban de noche para evitar los ataques de la aviación o de buques de superficie. Aun así también tuvieron sus bajas: el Nere Ametza fue ligeramente averiado durante un bombardeo aéreo en Barcelona, el motovelero Arsenio Cañada fue apresado por el destructor Huesca con toda su tripulación (17-10-38), el Margarita Taberner estuvo a punto de ser hundido por un hidroavión que le atacó después de rebasar Castellón (6-1-39), ... Durante la evacuación de Cataluña se perdieron varios motoveleros más. El resto, entre ellos la I-1 y el motovelero Malvarrosa, tras recoger a numerosos refugiados, pudieron llegar a Marsella en febrero de 1939 y quedaron allí internados.
Después de la pérdida de Cataluña la flotilla quedó reducida al Nere Ametza, que estaba entonces en Valencia, algún motovelero y lanchas menores. El yate fue luego a Jávea, pero, al conocer la salida de Cartagena del grueso de la Flota Republicana, el Nere Ametza abandonó la costa levantina y se refugió en Orán el 7 de marzo de 1939. El mismo día entraba en Bizerta la Flota Republicana, llevando también a bordo a numerosos marinos vascos, y seguidamente se entregaba a las autoridades francesas. Con ello se podía dar por concluida la Guerra Civil en el mar.
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