Se jubiló Damián.

Damián en la foto que le hice con motivo de su jubilación.

A finales del pasado año se jubiló mi amigo Damián Pérez Vivas, y aunque ya voy tarde, tenía que dedicarle un huequecito en mi blog. Natural de Melilla, a la que nunca olvida, dedicaría su toda vida a la mar llegando a ser Capitán de la Marina Mercante, para recalar posteriormente en el entonces Servicio Especial de Vigilancia Fiscal. Su primer destino fue Barcelona, luego tras unos años obtuvo plaza en Málaga ciudad en la que se asentaría definitivamente y donde estaría al mando de varios patrulleros, acabando finalmente de Jefe de la base de la capital de la Costa del Sol.

Podría destacar de él muchas cualidades, pero ahora no recuerdo ninguna … bueno … si … es un tipo duro. Si, muy duro. Un día fuimos a comprar no sé qué a unos grandes almacenes de toda la vida, del que no quiero dar el nombre para que nadie se sienta ofendido. A la salida pasamos por el bar y claro, como era la hora del aperitivo, pues pedimos unas cañas. Estos grandes almacenes que tienen su logo en verde, que gozan de gran prestigio, pero que no destacan por regalar nada, nos obsequiaron para nuestra sorpresa con dos tapas de patatas a la brava. Las trasnochadas papas, duras como piedras de una escollera, estaban cubiertas por una salsa color albero de la Maestranza, y como banderillas unos palillos de dientes que debido al tiempo pasado se ve que absorbieron por capilaridad el jugo y se habían teñido con el color de la salsa casi por completo, imposibles de despegarlos de las papas porque estaban más apretados que los remaches de un submarino. No obstante a Damián les parecieron riquísimas y se comió y rebañó su plato y el mío. Yo pensé que caería desplomado en unos minutos, pero para mi asombro no fue así. Creí que al día siguiente cogería la baja, pero tampoco. Por eso y porque también se come todo lo que cocina Diego Gil, estoy convencido de que es un tío duro, muy duro.

Sé que leerá estos párrafos y no quiero pensar los comentarios que me dedicará. Pero lo que he contado es verdad y forma ya parte de la historia del SVA.

Ahora en serio.

Creo que Damián es una bellísima persona por dos motivos, porque nunca que yo recuerde hemos peleado, y eso conmigo no es fácil. Igualmente y sin que él se entere, porque tengo que reconocer que le echo de menos. Han sido muchos años juntos, más de treinta, y es una persona muy simpática, respetuosa y con grandes conocimientos de esas que siempre gusta tener a tu lado.

Desde aquí le agradezco su amistad, y confirmo eso que dicen que una de las mejores cosas que te puede dar Dios en la vida es tener buenos amigos.

Damián deja en este Servicio un inmejorable recuerdo, como un gran profesional y una extraordinaria persona.

Damián el segundo por la derecha en el puente del "Águila" en 1983 hecho un chaval. Como sé que visita el blog con frecuencia, estaría bien que enviara un comentario poniéndole nombre a las demás personas que aparecen en la fotografía.

En esta otra imagen también de aquella época, lo vemos en el centro de este grupo de personas.