Pues por fin uno de los eficaces Dauphines del SVA descansa al abrigo de su nuevo hangar. Estos helicópteros que vuelan prácticamente siempre en misiones de reconocimiento marítimo y luego tienen sus bases cerca del mar, agradecen un resguardo que los proteja de la humedad y del salitre del ambiente marino. Bastante tienen con la sal que ingieren sus turbinas en los vuelos, que se les pega al fuselaje y todos sus elementos en sus servicios sobre el mar.
Una buena ducha de agua dulce al retorno de una misión y un resguardo de este tipo prolongará su vida, y hará más cómodo el trabajo diario de los mecánicos en los días de lluvia y en el tórrido verano andaluz. Gracias Fernando por estas interesantes imágenes.
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