En memoria de Manolo Vidal.

Nos ha dejado recientemente nuestro querido amigo Manolo Vidal, y digo Manolo y no Manuel, porque así le conocíamos. Todo un mazazo, se fue de repente, tanto que aún hoy es difícil de creer. Del todo inesperado al ser una persona joven, de sanas costumbres y deportista. Muy querido por todo aquel que haya tenido relación con él.

Como decimos por aquí, no es que fuera simpático, sino lo siguiente. Hablar con Manolo era estar riendo todo el tiempo con las cosas que se le ocurrían, siempre de buen humor y en todo momento dispuesto a trabajar. Hace solo unos meses que estuve con él con motivo de un curso, y en esas ocasiones encontrábamos siempre tiempo para tomar un café o una cerveza y hablar un rato. Lo conozco de hace muchos años, más de treinta, e incluso estuvimos embarcados juntos.

Aunque él nunca decía que no a una “movida” (operación), últimamente su labor y su afición era la de instructor de armas y defensa personal. Estaba muy preparado con cursos en Israel incluidos, y porque ya desde chaval en su paso por la Armada Española eligió la especialidad de artillero.

Una muestra de la guasa que tenía Manolo la recuerdo de uno de los últimos cursos de entrada y registro en locales cerrados, donde enseñaba técnicas muy interesantes para atravesar puertas, manera de portar el arma, etc. Pues había en esa ocasión dos compañeras que no paraban de reír con los comentarios y ocurrencias de Manolo, llorando literalmente de risa, que nos contagiaban luego a todos. Al final te hacía el curso muy ameno y divertido, pero a la vez dejando claro los conceptos y las cuatro técnicas que él pretendía de antemano. Genial.

Aficionado a la guitarra y dándole bien al cante, me contaba la última vez que nos vimos, que estuvo en Inglaterra y no recuerdo dónde, había un cantante callejero del que la gente pasaba de largo. No tuvo más ocurrencia que pedirle la guitarra y ponerse a cantar, y a formar el “taco” claro. Hasta me enseñó un video que le grabó su mujer. Qué elemento, a quién se le iba a ocurrir eso.

Así era Manolo, una persona irrepetible, inteligente, trabajadora y gracioso por naturaleza.

Una gran pérdida, y un personaje para la historia del SVA. Yo siempre digo lo mismo en estos casos, Manolo no puede morir porque va a estar presente en nuestros recuerdos y en nuestras reuniones de viejos compañeros nos acordaremos siempre de él. Dónde quieras que estés, un abrazo Manolo.