Son muchas las veces que usamos la frase “patente de corso”, pues bien, como sabemos originalmente las patentes de corso eran atorgadas a los buques españoles que cumplían ciertos requisitos establecidos en las leyes, y habilitaban al capitán para armar su buque en corso, esto es, convertirse legalmente en corsario al servicio de España. En la antigüedad fue muy utilizado este procedimiento para combatir el contrabando.
Como curiosidad y para dar fe de que realmente existían cuelgo en el blog la imagen de una patente real. Se trata de una patente de corso en blanco, emitida por el rey Carlos III en San Ildefonso el 25 de Julio de 1.779 y refrendada por José de Gálvez, secretario de Estado y del Despacho Universal de Indias, sacado de la Revista de Historia Naval.
Hasta que no se firmó el “Tratado de París” en 1856, las patentes de corso no fueron definitiva y oficialmente suprimidas a nivel mundial, aunque España no se adhirió a ese acuerdo hasta el 20 de Enero de 1.908, ya entrado el siglo XX cuando ratificó la Declaración de Paris por Real Decreto.
Como curiosidad y para dar fe de que realmente existían cuelgo en el blog la imagen de una patente real. Se trata de una patente de corso en blanco, emitida por el rey Carlos III en San Ildefonso el 25 de Julio de 1.779 y refrendada por José de Gálvez, secretario de Estado y del Despacho Universal de Indias, sacado de la Revista de Historia Naval.
Hasta que no se firmó el “Tratado de París” en 1856, las patentes de corso no fueron definitiva y oficialmente suprimidas a nivel mundial, aunque España no se adhirió a ese acuerdo hasta el 20 de Enero de 1.908, ya entrado el siglo XX cuando ratificó la Declaración de Paris por Real Decreto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario