Durante las dos últimas décadas del siglo XX las unidades del resguardo marítimo de Hacienda, el S.V.A., se enfrentaron a unos enemigos formidables, las lanzaderas de la clase “Jaguar”.
El Servicio de Vigilancia Aduanera denominaba lanzadera a aquellas embarcaciones contrabandistas de cierto porte destinadas a trasladar cargamentos de tabaco desde los buques nodrizas situados en alta mar, hasta las proximidades de las aguas jurisdiccionales españolas. En los límites del mar territorial el tabaco de contrabando era transbordado a otro tipo de embarcaciones más pequeñas conocidas como “planeadoras” que tenían como misión alijar la mercancía en la costa. Este era el sistema empleado principalmente durante muchos años por las organizaciones contrabandistas para introducir el tabaco de contrabando en las costas gallegas, aunque en alguna ocasión también operaron en el Mediterráneo.
El Servicio de Vigilancia Aduanera denominaba lanzadera a aquellas embarcaciones contrabandistas de cierto porte destinadas a trasladar cargamentos de tabaco desde los buques nodrizas situados en alta mar, hasta las proximidades de las aguas jurisdiccionales españolas. En los límites del mar territorial el tabaco de contrabando era transbordado a otro tipo de embarcaciones más pequeñas conocidas como “planeadoras” que tenían como misión alijar la mercancía en la costa. Este era el sistema empleado principalmente durante muchos años por las organizaciones contrabandistas para introducir el tabaco de contrabando en las costas gallegas, aunque en alguna ocasión también operaron en el Mediterráneo.
En la imagen anterior la "Yessie" con un visible cargamento de tabaco en su cubierta bajo lonas.
Los “nodrizas” eran buques mercantes con sus bodegas repletas de cajas de tabaco, cuya misión era suministrar la mercancía y servir de apoyo a las lanzaderas. Como quiera que los nodrizas para pasar desapercibidos y evitar ser detenidos se situaban a mucha distancia de la costa, se necesitaba una embarcación de tipo medio, con autonomía, y buenas condiciones marineras, que trasladase el tabaco hasta las cercanías de las costas. Esta embarcación era conocida como “lanzadera”, y habitualmente acompañaba al buque nodriza en sus navegaciones.
La "Haley" fotografiada desde una aeronave del SVA, con una cubertada de tabaco y dos neumáticas a popa.
La "planeadora" era el último eslabón de la cadena, solían ser embarcaciones muy rápidas, propulsadas por varios motores, pilotadas por expertos y arrojados patrones que conocían perfectamente las costas gallegas. Aunque debo añadir que en ocasiones también se contaba con la asistencia de una embarcación todavía menor conocida popularmente como “pulpeira”, más pequeña que las planeadoras, y que eran simples botes o chalanas dotados de un potente motor.
Pues bien, hecha esta pequeña aclaración, hoy quiero dejar constancia de la existencia de las lanzaderas de la clase “Jaguar” cuyas correrías tantos quebraderos de cabeza dieron al S.V.A. en los últimos años del siglo pasado. Me refiero a las famosas “Bucéfalo”, “Yessie”,”Haley”, “Jennifer”, “Phenix” y “Cork”. Estas embarcaciones aunque por el momento no tengo constancia escrita, no me cabe duda de que procedían de la larga serie de lanchas torpederas alemanas conocidas con el nombre genérico de “Jaguar”. Las bellísimas schnellbootes de la clase “Jaguar” o S-Boot Klasse 140, fueron las primeras torpederas construidas en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial.
La torpedera alemana "Kondor" de la clase "Jaguar".
Después de repasar este tipo de embarcaciones, deseo exponer aquí mis consideraciones a la hora de identificar la procedencia de estas lanzaderas y determinar a que serie pertenecían. Afortunadamente no fueron muchos los países que emplearon estas unidades pues además de Alemania, solo las utilizaron las armadas Grecia, Turquía y de Arabia Saudí, que yo recuerde. Para Turquía incluso se construyó una serie de 8 unidades conocida como “Kartal”, y que eran prácticamente idénticas a las “Jaguar” alemanas.
Por lo tanto creo que las lanzaderas que nos ocupan, a mi entender solo podrían proceder de los tipos 140, 141 ó 142 alemanes.
La lancha torpedera "Lelaps" de la marina griega.
No se puede descartar ninguna opción, pero estimo que lo más lógico es pensar que las lanzaderas procedieran principalmente de aquellas unidades que Alemania vendió a Grecia de segunda mano y que ya habían servido en la propia marina de guerra alemana, pues además de la coincidencia de fechas, tenemos datos de que posteriormente los tripulantes y dueños de estas lanzaderas también solían ser griegos. ¿Qué más prueba que el nombre de una de ellas, “Bucéfalo”?. Por otro lado tampoco sería muy lógico pensar que los contrabandistas griegos comprasen barcos turcos, pues en aquella época las relaciones con ellos no eran muy buenas precisamente, aunque todo es posible. Igualmente mantener operativas estas unidades, tratándose de patrulleros de 12.000 caballos de potencia a cuatro ejes, no sería tarea fácil para los contrabandistas griegos, labor que se habría llevado mejor de contar con personal experto en este tipo de buques que ya hubiese trabajado con ellos en la marina de guerra griega.
Entre 1.975 y 1.977, la marina griega recibió diez unidades de la serie “Seeadler” o S-Boot Klasse 141, derivadas y por lo tanto muy parecidas a las de la clase “Jaguar”. Por ello estimo que es muy probable que las famosas lanzaderas, fueran originalmente estas embarcaciones adquiridas por los contrabandistas una vez dadas de baja en la marina de guerra griega. Aunque como siempre hay una excepción que confirma la regla, la “Yessie”, cuyo puente es diferente al de las demás lanzaderas y parecido a aquellos de las lanchas alemanas de la clase 142 “Zobel”.
De estas diez lanchas mencionadas, tres estarían destinadas a servir de repuesto a las demás, según el cuadro que figura a continuación.
Las características principales de este tipo de embarcaciones “Schnellboot Tipo-141” eran las siguientes:
Eslora: 42,5 metros.
Manga: 7,1 metros.
Calado: 2,2 metros.
Desplazamiento máximo: 190 toneladas.
Propulsión: 4 motores Maybach MD 871/30 de 16 cilindros y 3.000 HP, a cuatro hélices.
Potencia total: 12.000 HP.
Velocidad máxima: 43,5 nudos.
Autonomía: 1000 millas a 32 nudos.
Armamento: 2 cañones Bofors de 40 mm, y cuatro tubos lanza-torpedos de 533 mm.
Como se puede deducir de las características de estas lanchas rápidas, eran unas embarcaciones magníficas para los contrabandistas, muy marineras y potentes, aunque bien es cierto que también ya muy trilladas. Para los hombres del SVA todo un reto. Pero no era la primera vez que el Servicio tenía que luchar contra lanchas torpederas, y con el paso del tiempo serían detenidas una tras otra.
En las imágenes superiores, distintas lanzaderas descubiertas por los medios aéreos del SVA.
Dos imágenes de la "Jennifer" oxidándose en la ría de Vigo.
Las distintas vistas anteriores muestran a la "Yessie" cuando fue conducida a Ribadeo por el BOE "Petrel".
La captura de la “Cork”.
La última en caer sería la “Cork”. A las 2100 horas del día 8 de Mayo de 2003, funcionarios del Servicio de Vigilancia Aduanera abordaban en aguas internacionales, en pleno Atlántico, a unas 420 millas náuticas al SW de Vigo la lanzadera “Cork”. A bordo esta vez se encontraron nada menos que 3.600 kilos de cocaína procedentes de Colombia, cuyo valor en el mercado se estimó en unos 400 millones de dólares.
La embarcación estaba abanderada en Honduras, su capitán era natural de la República Dominicana, y los restantes siete miembros de la tripulación eran de nacionalidad griega. Los funcionarios del SVA que abordaron el barco por sorpresa, contaron en esta ocasión con el apoyo de la fragata británica HMS “Cumberland”. La colaboración con buques de la Royal Navy es habitual, y ha culminado con éxito varias operaciones. El SVA siempre ha mantenido excelentes relaciones internacionales que han dado como fruto la realización de numerosas operaciones conjuntas.
La última en caer sería la “Cork”. A las 2100 horas del día 8 de Mayo de 2003, funcionarios del Servicio de Vigilancia Aduanera abordaban en aguas internacionales, en pleno Atlántico, a unas 420 millas náuticas al SW de Vigo la lanzadera “Cork”. A bordo esta vez se encontraron nada menos que 3.600 kilos de cocaína procedentes de Colombia, cuyo valor en el mercado se estimó en unos 400 millones de dólares.
La embarcación estaba abanderada en Honduras, su capitán era natural de la República Dominicana, y los restantes siete miembros de la tripulación eran de nacionalidad griega. Los funcionarios del SVA que abordaron el barco por sorpresa, contaron en esta ocasión con el apoyo de la fragata británica HMS “Cumberland”. La colaboración con buques de la Royal Navy es habitual, y ha culminado con éxito varias operaciones. El SVA siempre ha mantenido excelentes relaciones internacionales que han dado como fruto la realización de numerosas operaciones conjuntas.
En primer término de la imagen la lanzadera "Cork" ya apresada por el SVA, tras ella la fragata inglesa HMS "Cumberland".
El desgraciado incidente de la “Bucéfalo”.
La “Bucéfalo” fue una lanzadera que se hizo famosa por su gran actividad, y posteriormente por un desgraciado hecho que ocasionó numerosos dolores de cabeza al SVA. En resumen, sucedió que allá por 1989 cuando la “Bucéfalo” se hallaba próxima a la costa gallega alijando tabaco, fue sorprendida por un patrullero del SVA. Tras realizar el patrullero las señales reglamentarias de parada, la lanzadera hizo caso omiso de las mismas emprendiendo la huida a toda máquina. El patrullero como única forma de conseguir detenerla realizó entonces unos disparos de aviso, sin resultado alguno, por lo que posteriormente apuntó sobre el casco de la embarcación contrabandista, con la sola intención algún proyectil consiguiera dañar algún elemento de la sala de máquinas que ocasionara una reducción de su velocidad, pero con tan mala fortuna que uno de ellos del calibre 12,7 mm atravesó el mismo y acabó con la vida de Malucis Victoris, tripulante de la lanzadera, consecuencia que nadie deseaba.
Finalmente el Tribunal Constitucional confirmaría la condena impuesta al capitán del patrullero del SVA como responsable de ordenar abrir fuego contra la “Bucéfalo”. En este punto quisiera reflexionar sobre aquel lamentable accidente, en la seguridad de que la primera persona que no deseaba lesionar a nadie era el capitán del patrullero, pero se encontraba ante una embarcación que en nuestras aguas jurisdiccionales estaba cometiendo un delito, estando obligado a detenerla, y que tras darle el alto se dio a la fuga. En la mayoría de los países, incluso los más democráticos, estoy seguro de que el capitán de un patrullero que hubiera actuado así, no hubiese sido finalmente condenado. El mismo Decreto 1002/61 contempla esta posibilidad en su artículo octavo, que no ha sido expresamente derogado. Como consecuencia de este incidente ocurre que cuando las embarcaciones contrabandistas disponen de una mayor velocidad que los patrulleros españoles, literalmente se burlan de los funcionarios nacionales pues saben que ya no pueden disparar contra sus motores para intentar detenerlas.
La "Bucéfalo", ya detenida, en el puerto de Vigo.
Este apartado solo ha querido recordar otro episodio olvidado de la callada lucha del SVA en la represión del contrabando, el de las lanzaderas de la clase “Jaguar”, unos huesos duros de roer. Queda abierto a cualquier rectificación o ampliación, que como siempre será bien acogida.
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