Les dejo aquí este magnífico artículo de mi amigo Manuel Quero, historiador concienzudo y un gran amante de todo lo relacionado con el mar. Nos ilustra sobre la historia de nuestro Cuerpo, el Resguardo de Rentas, sus buques, y algunos de los no pocos cambios que sufrió durante los siglos XVIII y XIX.
Desde mediados del siglo XVIII se organizó el Resguardo de Rentas con buques guardacostas que dependían del Ministerio de Hacienda. Tenía como función vigilar el litoral marítimo en aguas de jurisdicción española. Este servicio sufrió muchísimos cambios organizativos, debidos en su mayor parte a la entonces inestable, revuelta e incluso violenta política dominante (1).
Por unos motivos u otros, lo cierto es que el Resguardo de Rentas estaba conectado íntimamente con la Armada. Sus barcos se armaban y reparaban en los arsenales de ésta o bien bajo contratas particulares en aquellos lugares donde no fuera posible la reparación en dichos arsenales. Su función principal era evitar el contrabando, auxiliar a los buques mercantes para evitar que fuesen atacados y mantener la seguridad de las costas, pero, en este aspecto, llegaron a interferir en muchas ocasiones con los buques de guerra de los Departamentos que se cruzaban con aquellas para mantenerlas libres de los ataques de piratas y corsarios.
La clasificación según las características de un barco es, en ocasiones, uno de los aspectos más controvertidos del estudio histórico marítimo. Algunos investigadores hacen la diferenciación por formas y tamaños, tipo de propulsión e incluso para el uso al que iban destinados. Además, dado que en la vida normal de un buque se le pueden cambiar determinadas características, puede darse el caso de verlo clasificado de varias formas. El buque que nos ocupa es precisamente uno de ellos.
Si consultamos los Estados Generales de los Buques de la Armada, a la embarcación "Tarifa", unas veces la encontraremos como "Lancha cañonera" y otras como "Cañonero" e incluso hay algún sitio donde la he visto reflejada como "escampavía" (2). Esta embarcación fue proyectada en principio para prestar servicios como remolcador, pero por motivos de urgencia fue alistada para el Servicio de Guardacostas. Es por ello que se da el curioso caso de ser la primera "lancha cañonera" guardacostas construida en España con casco de hierro, pues si bien sus coetáneas las lanchas cañoneras "Otálora", "Basco", "Gardoqui", y "Urdaneta" también tenían casco de hierro, fueron importadas de Hong-Kong.
Es botada en el Arsenal de La Carraca el 21 de mayo de 1879 y como ya se ha dicho para prestar servicios como remolcador, pero poco después es adquirida por la Armada y destinada a la División de Guardacostas con base en Algeciras. Sus problemas con la caldera de vapor hacen que en octubre de 1880 se encuentre reparando en La Carraca. Recién terminadas las reparaciones y cuando ya se disponía a zarpar con rumbo a su destino en Algeciras, es comisionada por el Capitán General del Departamento de Cádiz para hacer unas intervenciones urgentes en Huelva.
La razón de mandar la lancha cañonera "Tarifa" a Huelva no era otra que la de un famoso escándalo que hubo por aquella época conocido como "caso del Alfines" que amenazaba de nuevo con pasar grandes alijos en aquella zona (propicia también para las actividades contrabandistas). Esto generó las protestas del jefe de la División de Guardacostas de Algeciras a la que pertenecía y donde se la estaba esperando con suma urgencia. El Capitán General del Departamento de Cádiz alegó que se había visto acuciado por las circunstancias, pues la única escampavía que tenía disponible había tenido que entrar en reparaciones por problemas en el casco; tampoco podía disponer del Remolcador nº 2, ni de la Lancha "Tortosa" que solían auxiliar al Servicio de Guardacostas; por lo tanto, se vio obligado a enviar provisionalmente a la lancha cañonera "Tarifa" que se encontraba en ese momento en perfecta disponibilidad, así que pasó su orden al comandante de la misma, eso sí, ordenando que el contador de bajeles del Arsenal mandase reintegrar al habilitado de la División de Guardacostas el importe de las "raciones a plata" (3) de la tripulación.
A los pocos días, le decía el Capitán General del Departamento de Cádiz al Ministro de Marina: "…teniendo con quien relevarlo, podré dar entero y puntual cumplimiento a lo mandado; y para entonces, si VE no se sirve ordenarme otra cosa, podrá venir la Atrevida a retocar su nueva caldera ya próxima a terminarse, regresando enseguida, para que a su vez lo haga el Cocodrilo, que como VE sabe y tiene mandado, debe igualar sus hélices y después el Somorrostro, que por sus malas condiciones marineras, considero peligroso sostener allí durante el invierno y cuyos servicios pueden ser muy útiles en el Guadalquivir donde se hace contrabando, según denuncia el jefe económico de aquella Provincia…".
Como puede verse, los problemas de calderas eran un mal generalizado, y la cañonera "Tarifa" no iba a ser menos, no obstante, según se deduce de un detenido estudio de su dilatado historial de aprehensiones, era de una efectividad sorprendente. Tuvo algunos problemas menores de máquinas pero los reparaba generalmente y con satisfacción. No obstante, tanto la "Tarifa" como la "Atrevida" (algo mayor que la "Tarifa") al no ser buques de vela, aún tenían ciertos reparos en mandarlas a misiones nocturnas por peligro a que se quedara en la mar (téngase en cuenta que estos buques no tenían velas que le ayudasen en el supuesto caso de quedar sin máquina, a diferencia de su compañero en el servicio el cañonero "Salamandra" que estaba soberbiamente aparejado de velero).
De la falta de medios idóneos para reprimir el contrabando procedente de Gibraltar se quejó el Comandante General del Campo de Gibraltar en carta de fecha 19 de enero de 1886 dirigida al Ministro de Marina; quejas que llegaron a la mismísima Reina Regente y que, dado el escandaloso ridículo que decía se hacia ante Inglaterra, acordó que se tratara tal asunto en Consejo de Ministros. En dicha carta, el citado Comandante General del Campo de Gibraltar se queja de lo mal que estaba la División de Guardacostas y, mencionando a la cañonera "Tarifa" dice lo siguiente:
"La División está compuesta de los cañoneros Salamandra, Atrevida, este recién incorporado; de la Lancha cañonera Tarifa y un pontón además que surte de fuerza á seis Escampavías que de él dependen = Los dos primeros barcos, si bien pueden practicar el servicio, no cuentan más que con un andar respectivo de 4 y 6 millas, insuficiente de todo punto para dar caza y aprehender á los que conducen el fraude; y el último de ellos, ó sease el Tarifa por sus pequeñas dimensiones, y el mal estado de su máquina, no puede hacerse á la mar, sin riesgo, á no ser en los días completamente bonancibles".
Las averías, dependiendo de su importancia, podían ser reparadas tanto en el Arsenal de La Carraca como en Gibraltar (ya que Algeciras por aquel entonces carecía tanto de técnicos especializados como de astilleros adecuados), unas de las mayores reparaciones que hizo en Gibraltar fue una varada que se dilató del 12 de abril al 10 de mayo de 1881. En el expediente de dicha varada se acompaña un sencillo plano donde vienen reflejadas las dimensiones y formas básicas (cubierta y distribución interior) de la embarcación, documento valioso y único si exceptuamos una fotografía sobre vidrio, foto que fue sacada a su vez de una acuarela donde aparece junto a otra cañonera en su participación en la guerra de África, único documento gráfico que se ha encontrado hasta la fecha de la cañonera "Tarifa". Dicha fotografía, descubierta a última hora, es la que se incluye en el presente trabajo.
Dado que era el barco oficial más prontamente dispuesto para el servicio, se empleaba con frecuencia para llevar al Comandante General del Campo de Gibraltar en sus visitas oficiales a Gibraltar.
Pese a su rimbombante nombre de "cañonera", en el momento de su botadura, según el expediente de construcción del Arsenal de La Carraca, llevaba como armamento un pequeño cañón Krupp de 8 cm., que posteriormente le fue retirado y sustituido por una ametralladora de 25 milímetros más manejable y acorde con los servicios que este buque prestaba, armamento éste normalmente reflejado en los Estados Anuales de Fuerza de la Armada donde se la relaciona.
Hechos meritorios
Como ya se ha dicho, por su enorme efectividad era muy temida por los contrabandistas gibraltareños, apresándolos tan cerca de Gibraltar que llegó a protagonizar más de un incidente diplomático. En uno de estos incidentes llegaron incluso a cañonearla desde el peñón para que soltara las presas (dos faluchos contrabandistas). Posteriormente, según el informe del Negociado de la Secretaría Militar de Marina, se llegó a la conclusión de que "todo había sido debido a la imprudencia temeraria del Oficial Comandante de la cañonera 'Tarifa' y falta de tacto en todo su proceder.- La captura de los dos faluchos no había podido hacerse a la distancia de 4 millas, sino a otra bastante menor, ni debía haber transcurrido la media hora que afirmaba su comandante había transcurrido entre la captura y el primer disparo". La verdad es que aquel comandante tenía fama de ir a coger los contrabandistas casi a la salida de las mismísimas playas del peñón.
Además de las muchas aprehensiones que la hicieron famosa en la Bahía de Algeciras, por su mayor velocidad frente a las otras cañoneras, las misiones de esta lancha no se ciñeron a lo puramente fiscal. Cabe citar entre algunas de sus acciones la llevada a cabo el día 21 de octubre de 1896; ese día, desde la Comandancia de Marina de Algeciras se divisó un incendio a la altura de Puente Mayorga. El 2º comandante de la misma, con total diligencia, embarcó en la cañonera "Tarifa" zarpando rumbo al incendio a prestar los servicios que fuesen posibles.
Con igual diligencia y presteza, el Comandante del Arsenal de Gibraltar mandó un buque a vapor con ayuda, acudiendo el Alférez de Navío Mr. Harper con los subalternos Bemza y Hubriren (4), al mando de una sección de Marinería de los buques ingleses "Rupert" y "Gleaner" quienes con una potente bomba contra incendios a vapor se pusieron manos a la obra.
El oficial inglés y sus subalternos se distinguieron muy notablemente en los trabajos contra incendios y lograron sofocar el foco principal del fuego; fuego que duró todo el día, no siendo apagado hasta avanzada la tarde, retirándose el personal tras ser sofocado el incendio ya casi entrada la noche.
El fuego se había declarado en una gran fábrica de corcho situada en dicho lugar y se extendió a dos casas contiguas que, casualmente, eran una la del Cabo de Mar de aquel punto y otra la que tenía el Ayudante de Marina como despacho y oficina. Lo que a simple vista puede parecer un rasgo de altruismo y buena vecindad por parte de los ingleses no era tal, pues, analizado el asunto aparece el gazapo: Buena parte del capital de dicha empresa era inglés.
De la casa y el despacho del Ayudante de Marina y su subalterno sólo se pudieron salvar algunos efectos de mobiliario y unos cuantos documentos de los allí depositados, pues debido a la rapidez con que se propagó el fuego fue imposible salvar más.
Según manifestó el 2º comandante de la Comandancia de Marina de Algeciras, tanto el comandante de la "Tarifa", el Alférez de Navío D. Antonio López Cerón, como el contramaestre y dotación del buque rivalizaron en el cumplimiento de su deber, encontrándose siempre en los sitios de mayor peligro y distinguiéndose por sus trabajos, creyendo en su informe el citado 2º comandante era su deber no omitir lo satisfecho que había quedado de la conducta general observada y acertadas medidas tomadas. (Carta de D. José de Carranza al Excmo. Sr. Ministro de Marina de fecha 27 octubre 1896).
El 4 de diciembre de 1896, el Ministro de Marina envió un escrito al Capitán General del Departamento de Cádiz donde le transmitía: "El Rey, y en su nombre la Reina Regente del Reino, tuvo a bien disponer se dieran las gracias al Alférez de Navío, contramaestre y dotación del Cañonero 'Tarifa' por los servicios prestados en el incendio ocurrido en Puente Mayorga, así como al 2º Comandante de la Provincia de Algeciras por la acertada disposición que adoptó".
Características de la lancha cañonera "Tarifa"
Lugar año de construcción: .. Arsenal de la Carraca.
Año de construcción: ......................................... 1879.
Año de baja en la Armada: ……...........…………1898.
Eslora: …………………......………..…… 17,6 metros.
Manga: ….....……………………..……… 3,50 metros.
Puntal: …………………………...……..…1,60 metros.
Calado: …………………………..….……1,32 metros.
Desplazamiento: ................................ 45,6 toneladas.
Potencia de máquina: . 12 CV. efect. (16 nominales).
Combustible (carbón): ….....…………….……… 6 Tm.
Velocidad: …........…………………………. 8,5 nudos.
Casco: ….........…..…………………………. en hierro.
Dotación: ….......………………………… 20 hombres.
Prestaron también sus servicios en la División de Guardacostas de Algeciras, además de la lancha cañonera "Tarifa", la lancha cañonera "Atrevida", el cañonero "Somorrostro" y el cañonero "Salamandra" (este último, un velero de mayor porte y con propulsión también a vapor), además del vapor de ruedas "General Liniers". Les sirvieron de apoyo en uno u otro momento, las escampavías "Insistente", "San Manuel", "Invencible", "Serpiente", "Centella", "Chispa", "Trueno", "Cierva", "Gaditana" y "Concha".
REFERENCIAS
(1) La Real Resolución de 22 de mayo de 1802 dispuso que todos los guardacostas se incorporasen a la Armada. La Real Orden de 7 de abril de 1805 relevó a la Armada del servicio de guardacostas y puso de nuevo a cargo del Ministerio de Hacienda el Resguardo Marítimo. La Real Orden de 10 de septiembre de 1834 vino a dar una nueva organización al Servicio de Resguardo, siendo Oficiales de Marina quienes se escogían para su mando por el Ministerio de Hacienda, eso sí, recibiendo órdenes directas del Director General de Rentas Estancadas y Resguardo; sin embargo, el 8 de enero de 1835, otra disposición vino a manifestar que competía al Ministerio de Marina el nombramiento de los oficiales y tropa para el servicio de guardacostas. El 8 de abril de 1844 la Empresa General de Tabacos se hizo cargo, mediante contrata, del servicio del resguardo y de sus buques; quedó rescindido el contrato el 11 de julio del mismo año, restableciéndose el servicio con Marina y Hacienda. Con la misma fecha se resolvió la división del litoral de España e islas adyacentes en 5 divisiones de buques guardacostas mandados por oficiales de la Armada, nombrados por Marina. El 15 de agosto de 1835 se remitió a Hacienda el Reglamento redactado por la Dirección general de la Armada para el gobierno de los buques de resguardo; este reglamento fue aceptado por Hacienda. El 13 de febrero de 1845 se dispuso que, en lo sucesivo, los buques del Resguardo mandados por pilotos o individuos particulares solamente debían llevar la Real Patente y una lista de los individuos de la dotación, firmada por el jefe de la división correspondiente, y se les relevaba de la fianza que, hasta entonces, debían depositar. El 19 de diciembre de 1846 se remitió a los Departamentos la instrucción provisional para el régimen de los buques guardacostas aprobada por la Reina disponiendo su observancia desde el 1 de enero de 1847. Por Real Decreto de 18 de enero de 1869 se organizaron las divisiones de guardacostas teniendo en cuenta los límites de cada uno de los departamentos; y los Comandantes de Marina de las provincias tendrían no sólo el mando militar, sino la responsabilidad del servicio. Volvieron a reorganizarse las divisiones de guardacostas el 3 de febrero de 1877. Hubo muchas disposiciones más regulando este servicio hasta que el 29 de diciembre de 1905 una Real Orden declaró anuladas las Divisiones de Guardacostas.
(2) La "escampavía" es en sí una embarcación (por lo general a vela) de menor porte que el guardacostas, la cual solía navegar acompañándolos a fin de reconocer calas de poco fondo, hacer exploraciones y dar cazas, para cuyos cometidos habían de ser unos veleros muy ligeros, veloces y manejables. En el apostadero de Algeciras, afectas a la división de guardacostas a que pertenecía la lancha cañonera "Tarifa", llegó a haber hasta seis escampavías.
(3) Ración es la asignación diaria para la comida de un marinero en los buques, cuarteles y dependencias de la Marina de Guerra, constituyendo lo que se denomina ración de armada. Las raciones a plata es la cantidad de la ración de armada que se entrega a los marineros cuando, autorizados para ello, no comen en su destino. Es sólo una parte del total, y el resto se dice que va al caldero, o sea, a mejorar la comida de quienes la hacen a bordo.
(4) Nombres estos recogidos en el expediente y que posiblemente sean erróneos por haber sido cogidos a oído y que quizá fueran Benz y O’Brien, no obstante se está investigando el hecho a través de contactos en Gibraltar y Londres.
1 comentario:
Estupendo Jesus.
Veo que ya tienes el gusanillo. A partir de ahora esclavo del blog, pero esclavo entretenido.
Vicente
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