Creo que a veces una simple fotografía se puede convertir en una obra de arte, aunque no haya salido de la cámara de un afamado fotógrafo. Para mí esta que nos ha enviado J.L.I. es una maravilla, porque además de su indudable belleza plástica, hace bueno una vez más el dicho de que una imagen vale más que mil palabras.
Para que el profano en estas lides pueda saborear la foto como se debe, intentaré explicarle qué se retrata en ella. Está realizada en una playa cualquiera de la costa andaluza, una noche de tantas, que más da; la persona sentada junto a la farola es el observador de un helicóptero del Servicio que necesita descansar unos minutos, física, pero también mentalmente, tras una operación. Y allí está, rebobinando “la movida”, pensando en todo y en nada, dándose un pequeño descanso ahora que todo ha acabado.
Estas operaciones tienen lugar generalmente durante la noche, y requieren una atención total. Primero hay que localizar el objetivo, no pudiendo para ello apartar la vista de las pantallas de unos equipos de detección que tras varias horas acabarán irritando y enrojeciendo los ojos del observador. Luego, una vez localizado un blanco sospechoso, no perder contacto con la pequeña embarcación contrabandista, que es poco más que un punto en la pantalla pues para no ser descubierta, la aeronave debe mantenerse a mucha distancia. Revisar a cada poco la reserva de combustible, mantener contacto radio con los patrulleros y el personal de tierra, hablar con un jefe, con otro jefe, etc. Después elegir el momento idóneo para intervenir y conseguir detener a los presuntos delincuentes, maniobra que se debe ejecutar con la máxima rapidez posible, y que conlleva mucho riesgo porque aterrizar de noche en una zona sin preparar y desconocida, no es tarea fácil. Nada más aterrizar, toca correr para detener a los contrabandistas.
Para que el profano en estas lides pueda saborear la foto como se debe, intentaré explicarle qué se retrata en ella. Está realizada en una playa cualquiera de la costa andaluza, una noche de tantas, que más da; la persona sentada junto a la farola es el observador de un helicóptero del Servicio que necesita descansar unos minutos, física, pero también mentalmente, tras una operación. Y allí está, rebobinando “la movida”, pensando en todo y en nada, dándose un pequeño descanso ahora que todo ha acabado.
Estas operaciones tienen lugar generalmente durante la noche, y requieren una atención total. Primero hay que localizar el objetivo, no pudiendo para ello apartar la vista de las pantallas de unos equipos de detección que tras varias horas acabarán irritando y enrojeciendo los ojos del observador. Luego, una vez localizado un blanco sospechoso, no perder contacto con la pequeña embarcación contrabandista, que es poco más que un punto en la pantalla pues para no ser descubierta, la aeronave debe mantenerse a mucha distancia. Revisar a cada poco la reserva de combustible, mantener contacto radio con los patrulleros y el personal de tierra, hablar con un jefe, con otro jefe, etc. Después elegir el momento idóneo para intervenir y conseguir detener a los presuntos delincuentes, maniobra que se debe ejecutar con la máxima rapidez posible, y que conlleva mucho riesgo porque aterrizar de noche en una zona sin preparar y desconocida, no es tarea fácil. Nada más aterrizar, toca correr para detener a los contrabandistas.
Mañana, vuelta a empezar, durmiendo malamente, a ratos durante el día, cuando los ruidos de la calle, y de la casa te dejan conciliar el sueño. Luego un día cuando acabas tu trabajo, te sientas en el primer sitio que encuentras, sudado por dentro, mojado por fuera, rebozado en arena y profundamente cansado. Esta vez a alguien sacó una foto.
5 comentarios:
Simplemente, IMPRESIONANTE, tanto la foto como el texto, un saludo
Gracias Aduanero. La foto si que es impresionante, y yo que he vivido algunas de esas movidas veo en ella lo que otra gente que no es del gremio no puede ver, y simplemente he intentado explicarlo un poco. Sirva de pequeño homenaje a las tripulaciones de nuestras aeronaves. Saludos.
Hay gente que somos del gremio, y esa clase de operaciónses, debido a las bases donde estamos nos quedan lejos.
los contrabandistas tambien somos personas tambien pasamos frio miedo y nos cansamos igual que vosotros y todo por una miseria como vosotros. por que los que ganan dinero de verdad, estan en sus casas esperando el resultado, y no en la playa jugando al raton y el gato,pasando calamidades y partiendose el pecho en primera linea. bueno deciros que admiro vuestro trabajo cuando lo haceis bien, pero teneis que admitir que el mio no esta nada mal "cuando lo hago bien", y al final no somos tan distintos vosotros tambien sois unos piratas,saludos y suerte con vuestra guerra, de antemano perdida
Bueno Oscar, nosotros no somos piratas, si acaso un poco corsarios. Y tampoco somos iguales, si es verdad que nuestro trabajo es duro pues tenemos que luchar contra la mar, ustedes, funcionarios corruptos, jefes ineptos,etc. pero luego nuestro sueldo no se parece en nada al vuestro.
También sé que en el otro lado hay algunas buenas personas que se han visto obligadas por diferentes circunstancias a trabajar en el contrabando, y que en el lado de "la Ley" hay también malas personas, pero ya sabes que así es la vida, hay de todo.
Yo por mi parte tengo la conciencia tranquila, como el resto de mis compañeros.
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