El “Cóndor-I” es un barco con mucha historia. El “Yasmine”, como se llamaba originalmente, perteneció en un principio al conocido multimillonario griego Aristóteles Onassis hasta que en 1963 se lo vendió al famoso actor Richard Burton, amante durante muchos años de la no menos famosa actriz Liz Taylor. El yate sería nido de amor de la singular pareja de Hollywood, y descanso de muchos otros personajes populares de la época.
En julio de 1988 la Policía localiza un cargamento de drogas en un sofisticado zulo escondido en una cala, llamada Morisca, de Lloret de Mar (Gerona). Jacques Antoine Cannavaggio es identificado como jefe de la organización, y entre otras detenciones e incautaciones, se le intervienen dos yates, el “Yasmine” (posteriormente “Cóndor-I”) y el “Jamuste” (posteriormente “Cóndor-II”).
El Servicio de Vigilancia Aduanera habida cuenta de que los dos barcos se encuentran en condiciones aceptables, realiza las gestiones oportunas para incorporarlos a su flota. El “Yasmine” aunque ya no es nuevo, está listo para navegar, tiene una eslora de 34 metros y dispone de la habilitación suficiente para acomodar a una generosa tripulación. Sus 2.600 caballos le hacen rondar los 30 nudos.
Se decide bajo un gran secreto, que no se pudo mantener por mucho tiempo al menos a nivel interno, convertirlo en buque de actuaciones especiales (el primero de los después conocidos como Buques de Operaciones Especiales). Se le da el nombre de “Cóndor”, y de cara al exterior se le camufla como perteneciente a un supuesto “Instituto de Ciencias del Mar”. En consonancia, su tripulación no viste uniforme. En estas condiciones el “Yasmine” comienza en 1990 una etapa nueva, esta vez al servicio del estado español.
Su tránsito por el S.V.A no sería muy largo, ya que solo se extendería hasta el año 1995. Esta es prácticamente toda la información de la que dispongo actualmente respecto a este patrullero, aunque mantengo contacto con compañeros que navegaron en él a los que poder preguntar y así ampliarla. Aunque siendo un barco que quería llevar a cabo sus operaciones en secreto, lo respeto y no pregunto. Posteriormente tras esta etapa aduanera pasaría por varios dueños y puertos, como Santa Pola, Águilas y finalmente Garrucha. En el varadero de esta última ciudad lo pude ver en noviembre de 2018, su estado era penoso. Nada es eterno. Pero su vida en absoluto tuvo que ser aburrida.
En la imagen anterior la tripulación del “Cóndor” luce camisetas con un logo que muestra un pajarraco y debajo la palabra Cóndor. No he difuminado deliberadamente al tripulante de la izquierda que está de rodillas, porque quiero aprovechar para dedicarle unas palabras ya que no lo hice cuando se jubiló. Es mi amigo Rafael, más conocido como “Rafaelito” y también como “Charrina”. En estos barcos de singladuras de varios días, hacía falta un marinero/cocinero que preparase algo más que bocadillos y “Rafaelito” era esa persona.
Como estuve embarcado con él, puedo que decir que era un discreto cocinero en general, nos mantenía vivos que no era poco. Pero donde el “Charrina” brillaba por encima de todos era en la cocina típica de barco, de barco de pesca. Mil platos diferentes que la gente no conocía y el preparaba a la perfección. Recuerdo uno en concreto que la primera vez al escuchar lo que estaba preparando, pensé que no lo iba a probar, y sin embargo después me quité el sombrero al comer sus famosos fideos con caballas. Increíble.
Una vez en Ceuta, cuando me desperté por la mañana, estaba Rafael con el jefe de los japoneses que tenían alquilada la almadraba. A lo lejos los dos gesticulaban, y no sé si el japonés hablaba castellano, pero no creo que "Rafaelito" hablase japonés. Lo cierto es que al final vino para abordo cargado con trozos de atún. Con aquello hizo maravillas, no en balde era de Barbate donde al menos desde el tiempo de los romanos se calaba la almadraba y se preparaba el atún como en ningún otro sitio.
Luego nadie le reconocía lo buena que estaba la comida, y el tiempo que había echado en la cocina, al contrario todo eran críticas y bromas, así pusiera en la mesa gloria pura. La tripulación era así, gente de mar. Pero él ya sabía que no tendría recompensa, ni halagos, pero su paciencia infinita lo aguantaba todo. También que en el fondo todos se lo agradecíamos y apreciábamos, pero nadie se lo iba a decir.
Por lo demás “Rafaelito” era un gran marinero, de los que ya no existen. Tuvo tiempo de aprender, porque me contó un día que la vida lo hizo embarcar con tan solo ocho años al morir su madre. A su padre no le quedó otra que llevárselo con él a la pesca al no tener a nadie con quien dejarlo. Se iba a la mar, o no se comía, la elección sería fácil aunque seguro que muy dura.
Mi querido amigo Rafael es otro personaje que queda para la historia del Servicio, un gran profesional, siempre dispuesto, alegre como él solo y sobre todo una buena persona en toda la extensión de la palabra. Me alargaría mucho tiempo contando anécdotas, todas simpáticas, el humor de los gaditanos no tiene fin, pero hoy solo quería recordar a esta gran persona con la que tuve la fortuna de navegar.
En la fotografía anterior mi amigo Paco V.R. en la popa del "Cóndor-I" hace ya unos treinta años. No son muchas las fotos que he visto del "Cóndor-I", yo solo dispongo de las que aquí se exponen y que son de mi amigo J.C.P.A., al que doy las gracias.
Una "H.J.", no sé cual de ellas, se acerca a saludar al patrullero.
Este es lamentable aspecto que presentaba el que fue "Cóndor-I", ahora "Jazmine" (con "z") según el cartel en su costado, el día 12 de noviembre de 2018 en el varadero de Garrucha, lo último que sé de él.
6 comentarios:
Ahora el nuevo patrullero le toma el testigo, con el nombre de Cóndor
Más que interesante artículo y emotivo homenaje
Gran artículo Jesús. Un dia tendrás que escribir uno autobiografico.. 😉
Gracias por los comentarios. Solo quiero que estos episodios y personajes no se pierdan en el olvido.
Genial artículo. Gracias por este magnífico blog y el trabajo que haces en él.
Magnífico e interesante articulo, Jesús!
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