Al personal aéreo le gusta mucho esto de los “parches” para
pegarlos en sus trajes de vuelo. Esta costumbre que empezó en Estados Unidos,
me parece simpática, pintoresca y da una nota de color a los sosos uniformes.
En un principio la idea era distinguir un escuadrón o unidad de otra, intentando
reflejar en el pequeño tamaño de los “patches” aquello que les distinguía.
Luego con el tiempo acabaría siendo también arte y motivo de coleccionismo.
En el Servicio de Vigilancia Aduanera los parches son de
alguna manera también los sucedáneos de las medallas. Aquí no se dan medallas,
distinciones, ni otro reconocimiento. Ya puedes haber hecho cientos de
aprehensiones, o estado volando cuarenta años. Ni las gracias.
Me sorprendo cuando veo a funcionarios de otros cuerpos que
se pavonean con su pecho lleno de medallas y distinciones. Que en algunos casos
han sido bien ganadas y es un motivo de orgullo, pero que en la mayoría de las
ocasiones son impuestas de oficio por cursos y especialidades realizadas, o incluso
solo porque toca por años de servicio, pudiendo ser que el fulano no haya dado
un palo al agua en su vida.
Nuestro personal de vuelo no solo sale todos los días (si,
todos los días) a dejarse las pestañas para localizar objetivos en sus
pantallas, sino que en el caso de los helicópteros luego toca aterrizar en
cualquier sitio y detener a los contrabandistas. En la zona del Estrecho de Gibraltar
el trabajo nunca falta, pero el reconocimiento a esta magnífica labor brilla
por su ausencia. Al personal solo le queda la satisfacción de llevar orgullosos
en sus trajes de vuelo estos “parches” que los identifica como pertenecientes a
un pequeño y selecto grupo que se deja la piel en la represión del contrabando
en el Estrecho.
Así este último “parche” los representa como búhos en la
noche, escudriñando el horizonte con un fondo de estrellas. La leyenda “venor noctu” (cazador nocturno) debajo,
las haches coronadas antiguo símbolo de siglos de las Reales Haciendas y encima
los colores de la bandera nacional como no puede ser de otra forma. Como
detalle curioso, los ojos del búho son fosforescentes. Mi reconocimiento a
estos incansables cazadores.
1 comentario:
Mi reconocimiento y agradecimiento a estos grandísimos profesionales. Y recordar esa frase manida pero no falta de razón: "Las mejores acciones, las más valientes y heroicas son las que se hacen sin esperar el aplauso o el reconocimiento de nadie".
Un saludo.
Publicar un comentario